En el Salón de Bruselas de 1968, fue desvelado un coche que acabaría teniendo una importancia capital para la marca en las décadas siguientes. Esta es la increíble historia del Ford Escort Mk1.
Para entender la importancia que tuvo el Ford Escort Mk1, es necesario analizar el contexto del mercado automovilístico en la década de los 60. Por aquel entonces, Ford era el fabricante más vendido del mundo, por delante de Chevrolet. En Estados Unidos, colocó en las calles 1.834.645 unidades en 1968, a las que hay que sumar otras 909.834 en Europa.
Sin embargo, la marca del óvalo carecía de un modelo de acceso para un amplio público en el mercado europeo. Un coche que pudiera competir de tú a tú con el Volkswagen Beetle, que era el turismo más vendido en esos años en el viejo continente.
Ford contaba en su gama con el Anglia, pero era un vehículo que ya acusaba el paso de los años y no podía competir con los Opel Kadett, Renault 8 o Morris 1100. Por tanto, el nuevo Escort suponía una importante estrategia comercial de la marca estadounidense en Europa.
La marca más vendida del mundo necesitaba un modelo que ofreciera lo mismo que el Escarabajo: un coche práctico para el día a día, fiable y que agradara a una mayoría del público europeo, el segundo parque automovilístico, tras el estadounidense. No lo olvidemos.
La increíble historia del Ford Escort MK1
El cuadragésimo séptimo Salón del Automóvil de Bruselas se celebró en enero de 1968. En ese momento, la Guerra de Vietnam copaba la información en todos los medios de comunicación y una revolución estudiantil comenzaba a gestarse en la Universidad de La Sorbona, en París, que acabaría estallando en mayo. 1968 también tuvo su banda sonora: ‘The End’, de The Doors.
Aquel salón acogió una serie de nuevos modelos espectaculares, como la nueva generación del Mercedes Clase S o la versión descapotable del Lamborghini Miura. Sin embargo, la estrella fue un coche mucho más convencional, incluso, algo anticuado en cuanto a su configuración mecánica: el Ford Escort Mk1.
Convencional y algo anticuado, porque recurría a una mecánica que había estrenado nueve años antes el Mini, caracterizada por un motor en posición delantera y tracción trasera con eje rígido, a lo que había que sumar frenos de tambor.
Las únicas soluciones modernas eran la suspensión McPherson delantera, el doble circuito de frenos y la dirección de cremallera.
Diseño conservador
En cuanto al diseño, Ford quiso hacer un coche que gustara a todo el mundo o, al menos, al mayor público posible, por lo que recurrió a un estilo más bien conservador. Un coche que no provocara rechazo para conseguir más ventas.
La parte más llamativa era el frontal, con una parrilla que recorría todo el ancho, con un marco cromado que se ensanchaba por los faros rectangulares con las esquinas redondeadas.
Al principio, se comercializó con una carrocería coupé de tres volúmenes, con la zaga ligeramente inclinada. Después, aparecieron las versiones sedán y familiar. También hubo una furgoneta, basada en la familiar.
En cuanto a los motores, la gama inicial estuvo compuesta por un bloque de 1.1 litros y 54 CV y un 1.3 litros de 75 CV. Más adelante, llegaría una versión de acceso con 940 centímetros cúbicos y otra GT.
El Ford Escort Twin Cam
Sin embargo, Ford quiso que su nuevo modelo fuera algo más que un utilitario y realizó varias versiones deportivas. Esto se explica también por el momento que atravesaba la marca en la competición.
Eran los años de la rivalidad con Ferrari y Ford había ganado las dos últimas ediciones de las 24 Horas de Le Mans con su flamante Ford GT 40 y acabaría ganando también la carrera de 1
De esta manera, llegó el Ford Escort Twin Cam, un utilitario convertido en un coche de competición, del que solo se fabricaron 883 unidades hasta abril de 1971. Tenía una estética modificada, con un paragolpes específico y neumáticos más anchos, una suspensión más dura y el motor del Ford Cortina Lotus con doble árbol de levas y 105 CV.
Con esta versión Twin Cam, el Escort podía competir con otros modelos similares, como el BMW 1600 TI, el Lancia Fulvia HF o el Mini Cooper S. Con sus 105 CV, el Escort Twin Cam podía acelerar de 0 a 100 km/h en 9,3 segundos y alcanzar los 185 km/h.
Esta versión del Escort sirvió de base para realizar un coche de competición para los rallyes. Debutó en el Sally de San Remo de 1968, logrando un meritorio tercer puesto y consiguió la victoria en los Rallyes de Irlanda, Austria, Acrópolis y 1000 Lagos de Finlandia.
El Ford RS 1600
El Escort Twin Cam fue sustituido por el Escort RS 1600 en 1970, definido por el propio Ford como ‘the potent mix’. Fue desvelado en el Salón de Ginebra de aquel año y se fabricaron un total de 1.139 unidades, hasta 1974.
Esta versión RS ya eran palabras mayores. Desarrollada por Ford Advanced Vehicles, el departamento deportivo de la marca, montaba un motor de 1.6 litros con culata de aluminio y cuatro válvulas por cilindro, dos carburadores dobles Dell’orto y doble árbol de levas. Producía 115 CV, aunque llegó a desarrollar 122 CV.
El motor estaba unido a una caja de cambios manual de cuatro relaciones y diferencial autoblocante. Podía pasar de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos y superar los 180 km/h.
El Ford Escort México
Otra versión mítica del Escort fue el México, del que se fabricaron 10.352 unidades entre 1970 y 1974, para conmemorar la victoria del Ford Escort en el Marathon Londres-México.
Este maratón consistió en un duro rally de 26.000 kilómetros a través de dos continentes de los dos hemisferios, que se celebró en mayo de 1970, en ocasión del Mundial de México de aquel año.
Un Ford Escort con un motor 1.8 de 135 CV con algunas modificaciones se impuso en la dura prueba y la marca aprovechó esta hazaña para comercializar el Escort México en el Reino Unido, con solo tres colores, rojo, blanco y amarillo, y una franja lateral con el nombre México.
En realidad, era una versión menos radical del RS 1600, con el mismo motor, pero con ocho válvulas y 85 CV, con carburador de doble cuerpo Webber, y una carrocería aligerada de 880 kilos.
Más tarde, 1971, apareció también el Escort Sport, que recurría al motor 1.3 litros del Escort GT, pero con 72 CV y una carrocería de dos puertas aligerada.
El Ford Escort Mk1 se mantuvo en producción hasta 1974, cuando fue reemplazado por la segunda generación. Durante todo ese tiempo, se vendieron más de dos millones de unidades. Así que, podemos concluir diciendo que la estrategia comercial de Ford con este modelo fue un éxito.
Álvaro Escobar
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