La última bala de Fisker, vender casi 5.000 unidades a precio de saldo en Estados Unidos antes de declararse en quiebra y tras fallar todos los intentos
Para muchos es un chollo, para una marca es un desastre.
Para muchos es un chollo, para una marca es un desastre. Esta es la dura y cruel realidad que vive Fisker. La marca californiana se ha visto obligada a vender unidades del Ocean en stock a verdadero precio de saldo. Un aliciente para los interesados en Estados Unidos, pero que aún así no solventa los graves problemas económicos de la firma.
Fisker está inmersa en una más que lenta agonía. La marca estadounidense no encuentra salida tras haber caído a lo más profundo de un pozo, un ascenso que se antoja más que complicado porque, cada vez que lo intenta, vuelve a caer. Hace unos días que Nissan dio carpetazo al asunto que se barruntaba como un posible inversor para rescatar a la marca de coches eléctricos, por lo que la bala que le quedaba en la recámara se ha esfumado.
Además, las serias advertencias de la bolsa de valores de la Gran Manzana se han terminado por consumar. Sus títulos bursátiles han caído nada menos que un 85 por ciento en la última semana, por lo que las acciones actualmente se sitúan en 0,02 dólares, un escaso dos por ciento del precio que debe tener para cumplir los requisitos mínimos para cotizar, y Fisker ya no cotiza en la Bolsa de Nueva York. La única salida que le ha quedado a la marca es rebajar los precios del stock de ejemplares fabricados en Estados Unidos, por lo que los interesados en chollos tienen su oportunidad.
El Tesla Model Y se ha quitado está a un paso de quitarse un rival de encima, el Fisker Ocean.
Fisker anuncia grandes descuentos en USA, en Europa no
El Ocean más caro es el Extreme, y éste es ahora un 36 por ciento más barato quedando en 39.800 dólares. El intermedio Ultra reduce su precio hasta los 37.500 dólares, un 34 por ciento menos de lo que costaba hace unos meses y el básico Sport también sigue la misma línea y sufre una rebaja del 36 por ciento hasta los 27.299 dólares. Ello supone que, al otro lado del Atlántico, los clientes pueden hacerse con un Ocean por 25.355 euros, 34.600 euros o 37.000 euros, respectivamente.
Según Henrik Fisker, que mantiene la cara hacia la galería, apunta que esta rebaja en los precios obedece a «una medida diseñada para posicionar al Ocean como una opción de vehículo eléctrico más asequible y convincente». Pero la realidad es muy diferente, pues el verdadero objetivo es el de tratar de hacer caja lo antes posible para pagar las elevadas deudas que tiene contraídas por valor de 460 millones de dólares.
La larga agonía de Fisker por no morir tras cumplir un sueño
El stock que tiene disponible con estos jugosos descuentos asciende a 4.600 unidades, pero ni en el mejor de los sueños le daría para abonar la deuda. La marca también contaba con un prestamista dispuesto a inyectar capital, pero las negociaciones no han llegado a buen puerto, por lo que esta opción también se le ha retirado. Una venta que, para muchos es un chollo, para la marca son pérdidas, por lo que de conseguir satisfacer gran parte de la deuda a los acreedores, daría un importante paso al frente. Sin embargo, es algo que se antoja sumamente complicado, alargando una declaración de quiebra que es más que inminente.
Fran Romero