Y es que el motor diésel se ha convertido en el enemigo público número uno de todos aquellos que se preocupan por el medio ambiente, pese a que sus niveles de emisiones son más bajas que nunca, gracias a todo el arsenal tecnológico que contienen.

La preocupación por el medio ambiente se ha convertido en un tema crucial en la industria del automóvil, a lo que hay que sumar las cada vez más duras normativas anticontaminación. Esto ha llevado a los distintos fabricantes a crear diferentes soluciones para reducir las partículas nocivas que salen de los tubos de escape de los automóviles.

Pero, aunque el futuro de la industria de la automoción para por el coche eléctrico, la realidad es que el motor diésel sigue siendo necesario en determinados vehículos, sobre todo, los más pesados. Y es aquí donde el hidrógeno puede ser la clave para alagar la vida de los motores diésel.

Por qué inyectar hidrógeno puede alargar la vida de los motores diésel

Por qué inyectar hidrógeno puede alargar la vida de los motores diésel

Aunque te pueda chocar, inyectar hidrógeno en un motor diésel se puede y, además, es bueno, porque reduce el consumo de combustiblelas emisiones de partículas nocivas y CO2, además de prolongar la vida del propio motor.

El hidrógeno ya lleva mucho tiempo con nosotros y existen diferentes soluciones para utilizarlo, ya sea como combustible o como pila de combustible para motores eléctricos.

Pero ahora nos vamos a referir a una solución diferente, que consiste en inyectar directamente hidrógeno en motores diésel, lo cual, permite reducir considerablemente los gases contaminantes, aunque no los elimina.

El hidrógeno produce una serie de beneficios en los motores diésel, como una combustión más limpia. Esto no es una novedad. Además, ya hace tiempo que se emplea en procesos de descarbonización.

Pero, en este caso, se trata de inyectar el hidrógeno en el funcionamiento del motor, mediante una mezcla con el gasóleo, para que la combustión sea más limpia.

Inconvenientes de la inyección de hidrógeno en motores diésel

Por qué inyectar hidrógeno puede alargar la vida de los motores diésel

Lógicamente, para inyectar hidrógeno en un motor, será necesario algún dispositivo que lo proporcione, así como un sistema que regule el caudal de hidrógeno, dependiendo de las circunstancias.

Y aquí es donde vienen los problemas. En primer lugar, hay que disponer de hidrógeno, lo cual, requiere de un lugar donde almacenarlo y una red de distribución. En segundo lugar, ese dispositivo que lo proporcione debe ser pesado y voluminoso.

Esto explica que solo se haya utilizado en vehículos comerciales para cumplir las normativas anticontaminación y no en turismos, donde es más práctico la pila de combustible.

A todo esto, hay que sumar un tercer problema, que tiene que ver con la disponibilidad de hidrógeno y su precio.

No obstante, inyectar hidrógeno en motores diésel puede ser una solución más, entre otras que ya se trabajan, como los combustibles sintéticos que trabaja Porsche, para que los motores alimentados por gasóleo estén más tiempo con nosotros. Naturalmente, conviviendo con los vehículos eléctricos.